Si bien esta alteración surge sólo como un enrojecimiento, hay ocasiones en que pueden aparecer nódulos rojizos, deformaciones y crecimiento de la piel de la nariz (rinofima). |
"Ponerse rojo" frente a una situación embarazosa es algo que todos hemos experimentado en más de una ocasión. Esta ruborización súbita, o flushing, no suele durar más de una hora, y puede ser desencadenada por un estímulo nervioso, el consumo de alcohol o cualquier otro elemento que genere una dilatación de los vasos sanguíneos capilares. Sin embargo, hay personas que padecen un proceso de vasodilatación permanente en la piel del rostro, la que generalmente va en aumento hasta desarrollar un cuadro de rosácea. Esta enfermedad afecta a las pieles claras y sus consecuencias son principalmente de carácter estético. Suele aparecer después de los 30 años y las mujeres la sufren tres veces más que los hombres. En muchos casos empieza como un rubor evidente en el centro de la cara, que poco a poco va cubriendo las mejillas, la nariz y las mandíbulas. Al comienzo puede confundirse con una tendencia a sonrojarse con facilidad, pero a medida que va avanzando la enfermedad, la piel sufre un enrojecimiento cada vez más permanente. Un 10 a 15% de las personas con rosácea también sufre conjuntivitis crónica, que es una inflamación de la membrana que cubre el ojo. El doctor Raúl Cabrera, dermatólogo de Clínica Alemana, explica que hay diferentes niveles de gravedad: "Hay casos leves en los cuales sólo hay telangiectasias (vasos capilares) y las mejillas se ven rojas. Luego aparecen pápulas o lesiones solevantadas. En otros casos existen pústulas (espinillas) con signos de rosácea, lo que recibe el nombre de acné rosáceo. Sin embargo, el estado más avanzado de esta enfermedad es la rosácea granulomatosa, que es cuando la persona tiene verdaderas lesiones nodulares". En los casos más extremos se ve una rinofima, que es un crecimiento desmesurado con deformación de la piel de la nariz, que es consecuencia de esta dilatación permanente de los vasos sanguíneos, ya que al llegar más sangre a los tejidos, éstos comienzan a crecer. En este proceso las glándulas sebáceas pueden aumentar hasta cinco veces su tamaño natural y el tejido nasal empieza a deformarse, dando origen a estas narices rojas y voluptuosas, que han inspirado a famosos pintores desde la época del medioevo.
Factores desencadenantes Normalmente en toda la piel circula medio litro de sangre por minuto, pero cuando los vasos sanguíneos se dilatan esta cantidad aumenta y por eso la piel comienza a verse más roja. Los principales agentes vasodilatadores son el calor, los cambios bruscos de temperatura y los alimentos calientes. Los condimentos como el ají, también pueden exacerbar esta enfermedad, porque eliminan péptidos vasoactivos que hacen que se produzca una vasodilatación. Como la mayoría de las enfermedades, el mejor tratamiento es el que se realiza cuando aparecen los primeros signos. Según el doctor Cabrera, en una etapa inicial hay que evitar estar en ambientes calurosos o exponerse a cambios extremos de temperatura, como ir a saunas o al solarium. En cuanto a comidas, se debe disminuir la ingesta de alimentos muy calientes y con exceso de condimentos. Si la persona tiene pápulas o pústulas como espinillas, se le receta antibióticos como la tetraciclina. En casos de una rosácea con nódulos, es decir, lesiones solevantadas rojizas que persisten por mucho tiempo, se toma una muestra raspando el tejido para buscar un parásito llamado demodex folliculorum, el cual vive en la piel y en algunas personas provoca una reacción inflamatoria. Si los exámenes salen positivos, se recomienda antiparasitarios locales. Actualmente, también se utilizan rayos láser, los cuales han dado resultados bastante eficaces para tratar las telangiectasias que dan el aspecto rojo de la cara. En caso de que se presente rinofima, es posible que se requiera cirugía para extirpar el exceso de tejido de la nariz.
Aunque la causa de la rosácea aún sigue siendo un misterio para la ciencia médica, hay ciertos factores que ayudan a su desarrollo.
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