En una mañana como hoy, me levanté de mi cama, hace ya algun tiempo. En mi espejo había algo que no era normal, pero como siempre debía seguir mi ritmo de trabajo y en la Facultad, no tenía tiempo de poner atención a mi cara o a mis ojos, simplemente la rapidez de mi rutina no me daba tiempo para eso.
El día siguiente por la mañana, fue igual, había algo sobre mi piel que no me gustaba, todo estaba bien, estaba tomando suficiente agua, no tenia descontrol hormonal alguno, mi cara en mi adolescencia fue casi perfecta, pero está ocasión lucía roja y me ardían un poco los ojos, quizá sería el sol de esta ciudad que me hace estar así...pronto tenía que ir con un médico, no era normal.
Allí estaba, sentada ante el dermatólogo que me dijo "Mary tienes Rosácea", bueno parece una enfermedad inofensiva, el nombre hasta es lindo, rosa, está bien. Sabía que hay personas que viven su vida normal con esto, pero no era mi caso. Pasaron las semanas y lo que había sido un rostro con piel perfecta, ahora era solo un pedazo de carne roja como tomate, plastas de granos en mi piel, simplemente era demasiado seguir así. No podía concentrarme en mi trabajo y las preguntas empezaron a salir ¿qué te ha pasado? ¿por qué tienes la cara así? Era un infierno de lágrimas al llegar a casa, mi autoestima había descendido al polvo y en menos de dos meses había perdido más de 10 kilos, mi madre tenía que dormir conmigo por que pensaba que me iba a suicidar o morirme de hambre, nadie podría comer cuando la vida te ha cambiado.
No podía comer azúcar, tampoco comer mucho, no podía comer carbohidratos, tampoco andar en el sol, el viento frio, tampoco podía llorar por que era peor, simplemente yo no era de las afortunadas que la rosácea no progresa, conmigo progresaba y a la peor etapa. Ahora estaba encerrada, con los ojos rojos como si me hubiera pegado un derrame, llena de bolas y rojeces por toda la cara...Eso es la rosácea. Las caras de la rosácea son la depresión, la sonrisa que ya no existe al cargar sobre ti una enfermedad tan vergonzosa, estar agachada siempre y saber que no tiene cura alguna.
Cansada del camino y ante la gran montaña de temores busqué a Dios, buscando mi sanidad claro, pero el objetivo era que yo pudiera hacer lo mismo que hacía antes, quería el favor de Dios y no seguirle, ni tampoco buscarle por amor, sino por que me convenía me sanara, la sanidad nunca llegó.
Pasaron dos años, yo no pude seguir con mi trabajo por que enfrentar a los clientes era pésimo, era simplemente horrible, y para colmo siempre traía la cara roja!!!!.
Al cabo de dos años empecé a buscar a Dios, pero no para que me sanara sino para que aliviara mi alma, solamente necesitaba el abrazo fuerte de quien me amara sin verme. Allá fui a la búsqueda de su amor y a solas le pedí su amor, simplemente allí en mi cama, agarrada de la almohada (que ya parecía chorizo de tanto que la apretaba cada noche en mi llanto). Alli estaba, poniendome a cuentas con mi creador, me quedé dormida en medio de mis lágrimas, me venció el sueño y desde el segundo siguiente empezó mi mejoría, me había abrazado tan fuerte a Jesús que no me quise soltar nunca y ahora heme aquí, con mi cara de nuevo, dejandome solamente dos chapitas en mis mejillas, mis ojos perfectos y el recuerdo de algo que me tenía absorta de todo y de todos.
Si por aguna circunstancia un rosaceo lee esto, sepa que aunque el médico te restregue en la cara que no hay solución más que la propia reacción de tu piel y que estás atado al destino de tu propio organismo, alza tus ojos arriba y sonriete con tu creador por que de allá viene la sanidad y el abrazo perfecto de un Dios que si puede. Si algun rosaceo lee esto le insto a que descanse en los brazos de Jesús, allí en donde la polilla y el orin no corrompe, alli sacate el grito del interior más fuerte que tengas y dale gracias por que de EL viene la sanidad del alma y la del cuerpo.
Cuando me levanto ahora y veo mis mejillas rositas como dos duraznos me gustan tanto, por que me hacen recordar mi niñez...
BUEN DIA!!!!
Fuente://
http://blog.360.yahoo.com/blog-YehkGXU8erSQ_dwBafxkM_GAwyoA?l=6&u=10&mx=12&lmt=5
El día siguiente por la mañana, fue igual, había algo sobre mi piel que no me gustaba, todo estaba bien, estaba tomando suficiente agua, no tenia descontrol hormonal alguno, mi cara en mi adolescencia fue casi perfecta, pero está ocasión lucía roja y me ardían un poco los ojos, quizá sería el sol de esta ciudad que me hace estar así...pronto tenía que ir con un médico, no era normal.
Allí estaba, sentada ante el dermatólogo que me dijo "Mary tienes Rosácea", bueno parece una enfermedad inofensiva, el nombre hasta es lindo, rosa, está bien. Sabía que hay personas que viven su vida normal con esto, pero no era mi caso. Pasaron las semanas y lo que había sido un rostro con piel perfecta, ahora era solo un pedazo de carne roja como tomate, plastas de granos en mi piel, simplemente era demasiado seguir así. No podía concentrarme en mi trabajo y las preguntas empezaron a salir ¿qué te ha pasado? ¿por qué tienes la cara así? Era un infierno de lágrimas al llegar a casa, mi autoestima había descendido al polvo y en menos de dos meses había perdido más de 10 kilos, mi madre tenía que dormir conmigo por que pensaba que me iba a suicidar o morirme de hambre, nadie podría comer cuando la vida te ha cambiado.
No podía comer azúcar, tampoco comer mucho, no podía comer carbohidratos, tampoco andar en el sol, el viento frio, tampoco podía llorar por que era peor, simplemente yo no era de las afortunadas que la rosácea no progresa, conmigo progresaba y a la peor etapa. Ahora estaba encerrada, con los ojos rojos como si me hubiera pegado un derrame, llena de bolas y rojeces por toda la cara...Eso es la rosácea. Las caras de la rosácea son la depresión, la sonrisa que ya no existe al cargar sobre ti una enfermedad tan vergonzosa, estar agachada siempre y saber que no tiene cura alguna.
Cansada del camino y ante la gran montaña de temores busqué a Dios, buscando mi sanidad claro, pero el objetivo era que yo pudiera hacer lo mismo que hacía antes, quería el favor de Dios y no seguirle, ni tampoco buscarle por amor, sino por que me convenía me sanara, la sanidad nunca llegó.
Pasaron dos años, yo no pude seguir con mi trabajo por que enfrentar a los clientes era pésimo, era simplemente horrible, y para colmo siempre traía la cara roja!!!!.
Al cabo de dos años empecé a buscar a Dios, pero no para que me sanara sino para que aliviara mi alma, solamente necesitaba el abrazo fuerte de quien me amara sin verme. Allá fui a la búsqueda de su amor y a solas le pedí su amor, simplemente allí en mi cama, agarrada de la almohada (que ya parecía chorizo de tanto que la apretaba cada noche en mi llanto). Alli estaba, poniendome a cuentas con mi creador, me quedé dormida en medio de mis lágrimas, me venció el sueño y desde el segundo siguiente empezó mi mejoría, me había abrazado tan fuerte a Jesús que no me quise soltar nunca y ahora heme aquí, con mi cara de nuevo, dejandome solamente dos chapitas en mis mejillas, mis ojos perfectos y el recuerdo de algo que me tenía absorta de todo y de todos.
Si por aguna circunstancia un rosaceo lee esto, sepa que aunque el médico te restregue en la cara que no hay solución más que la propia reacción de tu piel y que estás atado al destino de tu propio organismo, alza tus ojos arriba y sonriete con tu creador por que de allá viene la sanidad y el abrazo perfecto de un Dios que si puede. Si algun rosaceo lee esto le insto a que descanse en los brazos de Jesús, allí en donde la polilla y el orin no corrompe, alli sacate el grito del interior más fuerte que tengas y dale gracias por que de EL viene la sanidad del alma y la del cuerpo.
Cuando me levanto ahora y veo mis mejillas rositas como dos duraznos me gustan tanto, por que me hacen recordar mi niñez...
BUEN DIA!!!!
Fuente://
http://blog.360.yahoo.com/blog-YehkGXU8erSQ_dwBafxkM_GAwyoA?l=6&u=10&mx=12&lmt=5
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